MANDALAS... del Círculo de mujeres

Amandonos para poder amar a otros!



Con una meditación activa, donde los pensamientos fluyen y la concentración y el arte se apodera de nosotras.

Debo decir que las fotografias no dan fe de la belleza y los colores de cada una de estas creaciones; pero por lo menos hay registro de lo hermoso que llevamos dentro y que tenemos para mostrar!



Por: Valentina Trujillo

Por: Daniela Jaramillo

Por: Derlyn Sánchez



Por: Luisa Arango
Por: Maria Cristina Ortiz

Por: Andrea Macia

Por: Andrea Trujillo

Por: Sandra David

Diseños de los mandala:
- http://www.laurapodio.com.ar/
- http://www.free-mandala.com/es/start.html
- http://www.educima.com/dibujos-para-colorear-mandalas-c125.html




Mujeres - Eduardo Galeano

... Otros caminos

“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar” Caminante no hay camino– J Manuel Serrat

“Me gusta estar al lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa.” Al lado del camino – Fito Paez

“Después de tanto andar, tanto andar
estás en el mismo lugar, mismo lugar
entonces...
Sal del camino y toma la ruta” Toma la Ruta– Soda Stereo

“Tal vez parece que me pierdo en el camino
Pero me guía la intuición
Nada me importa más que hacer el recorrido
Más que saber adonde voy.” Magia - Cerati

“El camino no se acaba
Continuare sin descanso
Si logro llegar hasta el punto final
Donde no hay mas por andar” El camino -Alex sintek

Ex futuros

"Quiza uno de los tantos motivos por el que nos fascina el juego de ajedrez - tan parecido a la vida, tiene que ver con que después de jugada la partida (una vez ya ganada, perdida o dejada en tablas) nos podemos devolver a analizar las variantes: si hubieramos retrocedido ese caballo, al final de la apertura, postergado uno o dos movimientos el enroque, si al mover el álfil nos hubieramos apoderado de cierta posición en el centro dle tablero, quizá nuestra suerte no habría sido tan aciaga y sería el negro quien se hubiera condenado ineluctablemente a la derrota. El análisis de las variantes es un ejercicio interminable y lleno de encanto porque el rumbo del juego se modifica siempre, por poco que cambien nuestras decisiones, pue suna variación tan leve como mover el peón uno o dos escaques puede significar la muerte o el empate. En una partida de ajedrez, como en la vida, no se puede rectificar; pero una vez jugada la partida, se puedene analizar las variantes. La literatura analiza las variantes de la vida.

Volvamos al problema de no ser el que pudimos haber sido. Todos nos preguntamos lo que hubiera sido de nuestra vida si aquella vez hubieramos aceptado ese trabajo, si hubieramos seguido el impulso de aquel primer beso que no llegó a la cama ni mucho menos al altar. Si en el ajedrez todo parece obedecer al cálculo y a la voluntad, en la vida tenemos la sensación de que también intervino el destino y el azar. En nuestra manera de entender cómo se construyen o desarrollan nuestras vidas creo que hay tres actitudes diferentes que hablan mucho de nuestro talante y del peso que le damos a la libertad:

La primera actitud es la de los deterministas, que creen en el destino, en el hado, en la predestinación (o en la genética inflexible de nuestras más hondas inclinaciones, esa especie de psicología protestante que ahora se impone en los paises anglosajones). La segunda es la de los azarosos, que creen que todo aquello que nos pasa al cabo de los años no está gobernado por nuestra elección, sino por el azar, por esa serie de muy improbables casualidades que llamamos vida. Y la tercera es la de los voluntariosos, es decir, la de aquellos que creen en la voluntad con may´ñusculas, y en nuestra capacidad de dirigri nuestras vidas como palinuro dirigía el barco de Eneas por entre las olas dle mediterraneo, a puerto seguro contra viento y marea, slavo alguna tormenta fatídica.

El destino (genético o divino), el azar o la voluntad. Cuando se tiene la sensación de detsino, no podemos admitir otrso ex futuros, pues todo en la vida estaría a ser lo que somos, y no habría otro camino ni otro resultado posible. Las personas exitosas (lo mismo que sus biógrafos), en especial, suelen creer que su presente habñia sido anunciado de un modo premonitorio en cada acto, palabra y omisión de sus vidas. El garabato infantil anunciaba al gran pintor, el balbuceo en el colegio era el prólogo obvio dle escritor, el juego del médico para tocar a la prima anunciaba sin dudas al eminente cirujano. Con el azar, nuestros yos futuros dependen de mera casualidad. Hay quienes se ven como veletas empujadas en cierta dirección solamente por el capricho de los vientos. Soy escritor porque un día me encontré en un café con el editor Equis; sin ese encuentro seguiría siendo ganadero. Con la fé en la voluntad, al contrario, la que prefieren los manuales de autoayuda, creemos que al menos en parte gobernamos nuestro destino, que querer es poder, que nos ponemos metas incluso inalcanzables y las conseguimos, y también que al elegir, cerramos consiente y deliberadamente otras vidas y nos metemos por una única posible.

En las relaciones sentimentales esto se manifiesta con mucha claridad. Las novias, los amoríos, las esposas o amantes que hemos tenido, ¿nos escogieron o las escogimos por una misteriosa fuerza irresistible, fueron fruto del azar, o nos las impusimos como un acto de voluntad? Quien no ha pensado que bastaría no haber ido a tal fiesta, a tal paseo, a tal restaurante (como en algún momento pensamos hacer) para no haber conocido jamás a la persona que nos arregló o nos arruinó la vida. Eso es creer que el azar construye un futuro y destruye varios exfuturos. Hay quienes piensan que existe la mitad perdida de la que habla Platón en su diálogo sobre el amor, que alguien o algo nos la pone en el camino, y que sólo a esa mitad estábamos detsinados. Como en el poema de López Velarde: "¿Existirá? !Quien sabe! / Mi instinto presiente; / dejad que yo la alabe/ previamente". Quien no la encuentra errará por el mundo hasta la muerte, como un alma en pena incompleta. Otros más consideran que creemos elegir, pero que la economía, la biografía, las experiencias infantiles o los mismos genes nos llevan a escoger; sino a una en particular, sí al menos a una persona de determinadas características. Que somos fanáticos comunistas o fanáticos facistas, fanáticos ateos o fanáticos teístas, porque nacimos con genes de fanáticos. Los que se creen dueños de su voluntad dirían que ellos escogieron exactamente lo que querían, lo que estaba en sus planes encontrar, que uno es el "arquitecto de su propio destino", como en el verso cursi de Amado Nervo.

No tengo sobre esto ninguna conclusión, sino una hipótesis que, por mi talante conciliador, sigue un camino intermedio. Yo creo que escojo, según las cartas que me reparte el azar, siguiendo un programa genético (mi carácter) y cultural (mis experiencias), con una aparente decisión de la voluntad, que en realidad no es más que la justificación, a posteriori, de lo que no decidió solo mi cabeza, sino sobre todo mi intuición. Al elegir (elegir es descartar), sin embargo, veo pasar los despojos de los yos que pude haber sido, unos yos que eran tan reales y tan probables como el que yo soy. Soy este, pero tengo la firme convicción de que pude haber sido otro, otros.

* Fragmento de Traiciones de la memoria / Ex futuros de Héctor Abad Faciolince

Brujas

"La palabra bruja lleva tantas connotaciones negativas que muchas personas se preguntan por qué la utilizamos. Sin embargo, reclamar la palabra bruja es reclamar nuestro derecho, como mujeres, a ser poderosas; como hombres, a conocer el aspecto femenino interior como divino. Ser una bruja es identificarse con nueve millones de victimas de la intolerancia y el odio y asumir la responsabilidad de dar forma a un mundo en el cual los prejuicios ya no exijan más víctimas."
Starhawk - La Danza en Espiral

Soy pan, paz, soy + / Mercedes Sosa

Soy agua, playa, cielo, casa, planta,
soy mar, Atlántico, viento y América,
soy un montón de cosas santas
mezcladas con cosas humanas
como te explico . . . cosas mundanas.

Fui niño, cuna , teta, techo, manta,
más miedo, cuco, grito, llanto, raza,
después mezclaron las palabras

o se escapaban las miradas
algo pasó . . . no entendí nada.

Vamos, decime, contame
todo lo que a vos te está pasando ahora,
porque sino cuando está el alma sóla llora,
hay que sacarlo todo afuera, como la primavera
nadie quiere que adentro algo se muera
hablar mirándose a los ojos
sacar lo que se puede afuera
para que adentro nazcan cosas nuevas.


Soy pan, soy paz, soy más, soy la que está

no quiero más de lo que me puedas dar,

hoy se te da, hoy se te quita,
igual que con la margarita . . . igual al mar,


Mi primera experiencia con el Yagé


El encuentro fue en una finquita ubicada en Guarne, uno de los municipios del Oriente Antioqueño.

Adentro una habitación muy amplia adornada con cuadros de indígenas y jaguares, en el piso habían colchonetas esparcidas que la gente elegía conforme llegaban, en un rincón estaba dispuesta una mesa para los elementos del taita; velas, hojas, esencias, plumas, carbones, etc.

Cuando llegamos inmediatamente me separaron de mi compañero y que según el viaje, en el transcurso de la noche podríamos unirnos de nuevo. La finca es de clima frio y no habíamos llevado cobijas ni nada para dormir, así que la señora de la casa nos prestó dos; el lugar se fue llenando rápidamente de gente, algunos pocos vestidos de blanco, con un gorrito bordado. Estos caminaban de un lado a otro arreglando todo y en el ambiente había una sensación de misterio que se afianzaba la música.

Después de un rato entró un hombrecito pequeño, con facciones indígenas pero sin la vestimenta que uno se imagina de un taita; tenía camisa blanca y pantalón oscuro y a su lado había una mujer bajita, blanca y gordita, con pelo corto y una diadema de plumas, que vestía una falda amplia y un collar de semillas en su mano que no paraba de hacer sonar.

El taita se puso una ruana colorida y se sentó en la mesa, mientras tanto todos los presentes lo miraban desde sus colchonetas. Empezó a cantar en un dialecto desconocido y a tocar una armónica, el ambiente para mi se tornó mágico, él empezó a hablar y dijo que por ser la última toma del año en ese lugar íbamos a hacer un ritual de la luz para augurar prosperidad en el 2009. Empezó de nuevo un canto y prendió un velón amarillo, del que cada uno de nosotros prendía su vela.

El ritual coinsistía en acercar la vela a otra persona y compartir nuestra “ luz” verbalizando buenos deseos al otro, ese ritual fue sencillo pero emotivo, mirar la llama te hacia transportar, y aunque en teoría estábamos normal, yo ya sentía todo desde otra perspectiva, me quede ensimismada con los colores del fuego y veía una gama muy diversa y sentía que estaban todos los colores y los asociaba a cada uno de los chacras y por ahí me fui; mirando el movimiento de la llama, de los contornos. Al rato cuando la gente terminó de compartir su fuego con los conocidos, el taita volvió a hablar, ahora si, de lo que nos reunía en ese lugar; hablaba con una vos suave e inspiraba respeto, definió algunos de los efectos posibles del Yagé, cuál era el ritual, que se debía pedir, habló sobre el poder medicinal del brebaje y sobre la sanación, e invitó inicialmente a los primerizos a que pasáramos a beberlo.

La gente se fue parando y podría decirse que más de la mitad de los presentes éramos primiparos. Yo me quedé sentada esperando que la fila fluyera, la muchacha de mi lado fue la primera y cuando regreso no tenía una cara muy alentadora, yo ya hay reevaluaba si quería tomar o no, al fin mi compañero que era el último de los primerizos en la fila me llamó y pues me pare sin pensarlo mucho y me uní a la fila. Ahí había un hombre de los de blanco que hacía recomendaciones para recibir la copa y tomar la bebida… se debía coger con ambas manos, pedir algo específico que uno quisiera sanar o que el Yagé ayudara a responder, se podía pedir una o mil cosas, no importaba. Ya era mi turno, recibí la copa de madera donde el taita había depositado un liquido color barro y de consistencia espesa. La verdad no quería pedir nada, quería que me revelará algo que fuera pertinente para mi vida, mis caminos, quería sanar cosas inconscientes y que me estuvieran deteniendo en mi evolución, me tomé el líquido de un solo trago y cogí mucha panela para pasar el sabor fuerte que quedó en mi boca, no sabría describir ese sabor, para mi tiene algo de fermento, algo de dulce, de amargo, de hierro, un sabor muy fuerte a lo que debe saber la tierra.

Después a mi colchoneta; me acosté y en parte solo pedía que mi cuerpo absorbiera el conocimiento y la luz del Yagé pues no quería vomitar y ya sentía mi estómago arder. (Según dicen, se recomienda estar estar en ayuno o con una dieta frutal!)

Me quedé dormida, arrullada por unos cantos hermosos que entonaban varios de los presentes, me deje llevar por las voces melodiosas y los sonidos de los tambores, las dulzainas, las guitarras, las maracas, los llama lluvias y las semillas…

No sé cuanto tiempo pasó cuando me desperté, a mi derecha una señora estaba acompañada por la mujer de la diadema de plumas y vomitaba sin parar y se escuchaba el llanto y como sufría (al otro día me dijo que pensaba que se iba a morir) y a mi izquierda estaba la hija que se tapaba los oídos y temblaba; preferí ponerme los zapatos y salir a la manguita, afuera habían muchas más personas vomitando. No me gustaba el sonido pero intente desconectarme para disfrutar la luna llena, el frío empezó a sentirse muy fuerte y decidí entrar de nuevo. Para ese entonces no sentía más que la cabeza dando vueltas como en una borrachera.
Me acosté de nuevo y me volví a dormir, aunque es un sueño raro, no profundo, semiconsciente; la música, su melodía y su letra me iban llevando por pensamientos no intencionados. Cuando me desperté mauro pasaba cerca y me preguntó si quería volver a tomar, que a él no le había hecho efecto. Yo preferí quedarme así y no volver a tomar, no quería volver a sentir ese sabor en mi boca. Justo cuando él se fue para su lugar, me puse los tenis a mil y salí con unas ganas impresionantes de vomitar.
Afuera solo estaba uno de los hombres de blanco también vomitando, yo escogí una esquina de la casa y no quedó nada en mi estomago, solo quedó el sabor del Yagé otra vez en mi garganta. Tomé un poco de agua y me senté en una cerita de la casa. Todo mi cuerpo temblaba desenfrenadamente y empecé a llorar, sin nada en la cabeza o con todo, no me sentía bien, no quería vomitar; creo que en ese momento no quería estar ahí. El hombre de blanco seguía a mi izquierda y yo sentía que me cuidaba. Me tranquilice un poco, pero las lágrimas eran incontenibles, me puse las manos en los ojos y miles de figuras empezaron a pasar ante mí, colores muy fuertes se transformaban en otros colores, en otras figuras, los mandalas se iban transformando armoniosamente y me empecé a sentir más tranquila, las imágenes iban y venían hasta que empecé a temblar muchísimo y ese temblor me hablaba del frío que no sentía, me quedé ensimismada en los colores, en una nueva presencia a mi derecha que acompañaba al hombre de blanco, esta presencia deslumbraba, era mucho más brillante, cuando abrí los ojos para ver qué o quién era, encontré al hombre que me había dado las indicaciones antes de la toma conversando con el otro, ambos tenían la misma ropa y no habían diferencias en las intensidades de sus blancos, lo que me causo gran curiosidad; mi cuerpo empezó a temblar más fuerte y ya no habían imágenes que me entretuvieran, los hombres se fueron y me quedé sola; arriba la luna en el cielo nublado no dejaba de alumbrar intensamente el lugar; no sé cuanto tiempo estuve mirándola y sintiendo su energía, transportándome, hasta que el frío me venció y volví a entrar.
Ya adentro en mi colchoneta con la calidez del lugar nuevamente vinieron imágenes a mi cabeza; un ave naranja se difuminó rápidamente para dar paso a unos ojos en blanco y negro, que se convergían en olas naranjas de diferentes tonalidades.


Quedé nuevamente dormida o en estado de ensoñación; quería que la luz del día llegara; aunque el lugar nunca dejó de estar iluminado por la luz de las velas y la chimenea. La señora de la diadema pasó muy cerca y me dijo que cogiera mi almohada y fuéramos a un lugar a hacerme una limpieza, hice lo que me dijo y a mauro lo sentaron a mi lado, le pregunté si había entrado en trance y me dijo que creía que no; en esas llegó el taita y empezó a pasar por cada uno y a sacudir unas ramas de hojas limpiándonos, pasó por delante y por detrás, después pasó con una olla llena de carbones e inciensos y nos bañaba el cuerpo con el humo, después volvió a pasar y esta vez nos echaba un liquido por detrás, yo no entendía que era ni como lo echaba, era como spray, cuando pasó a echarnos por delante me di cuenta que el tomaba algo y nos lo escupía, cerré los ojos para no ver y espere mi turno con mucho asco la verdad.

Todo el tiempo la señora de la diadema iba a su lado tocando un tambor y al final ella nos repartió un frasquito con un líquido, un amuleto que se debe cargar y untárselo para la prosperidad. De ahí en adelante me acosté y fue como parpadear para pasar de la oscuridad a la luz, amaneció de una, como si hubieran prendido la luz del sol. Ver la luz del día me llenó de felicidad y me volví a dormir, los músicos dejaron de cantar y cayeron extenuados. Yo dormí profundamente y cuando me levante ya no había nadie en la casa a excepción de los músicos; ni taita, ni gente de blanco, ni primíparos… me sentía muy cansada, tenía mucha sed y pocas ganas de comer. Así fue mi experiencia con el yagé, no entré en trance y me dejé vencer por el sueño.


A la final una buena experiencia, diferente a cualquier cosa que ya hubiera vivido, transportadora y ensoñadora; después de un año me siento más preparada para recibir la medicina y enfrentarme a lo que tenga que sanar de una manera más consiente.

Apartes de Las enseñanzas de Don Juan

"(...)Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos.
Por eso debes tener siempre presente que un camino es solo un camino;
si sientes que no deberias seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición.

Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte.
Son caminos que van por el matorral.
Puedo decir que en mi vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte.

Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor.
¿Tiene corazon este camino?
Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve.
Ningun camino lleva a ninguna parte.
Pero uno tiene corazon y el otro no.
Uno hace Gozoso el viaje;
mientras lo sigas, eres uno con él.

El otro te hará maldecir la vida.
Uno te hace fuerte; el otro te debilita.

Upanishad

Mide tus pensamientos, se convierten en palabras.
Mide tus palabras, se convierten en acciones.
Mide tus acciones, se convierten en hábitos.
Mide tus hábitos, se convierten en carácter.

Mide tu carácter pues se convierte en tu
DESTINO.


Sabiduria Hindu!

Elogio a la mujer Brava

Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

Por: Héctor Abad

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran "no más usted me avisa y yo le abro las piernas", siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza.
Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

Vamos hombres, por esas mujeres bravas!!!!!!!!!!!!!

+ enseñanzas de Don Juan

"(...) La confianza de una guerrera no es la confianza de una mujer comun.

Ésta busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en si misma.
Una guerrera busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad.

El guerrero toma su suerte, sea la que sea, y la acepta con la máxima humildad.
Se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse,
sino como base para su lucha y desafio."

Aparte de las Enseñanzas de Don Juan


"(...)Cuando un hombre empieza a aprender, nunca sabe lo que va a encontrar.
Su proposito es deficiente; su intención es vaga. Espera recompensas que nunca llegarán, pues no sabe nada de los trabajos que cuesta aprender.


Pero uno aprende asi, poquito a poquito al comienzo, luego más y más. Y sus pensamientos se dan de topetazos y se hunden en la nada. Lo que se aprende no es nunca lo que uno creia. Y así se comienza a tener miedo. El conocieminto no es nunca lo que uno se espera. Cada paso del aprendizaje es un atolladero, y el miedo que el hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia, sin ceder.
Su proposito se convierte en un campo de batalla.


Y asi ha tropezado con el primero de sus enemigos naturales EL MIEDO!.
Un enemigo terrible: Traicionero y enredado como los cardos. Se queda oculto en cada recodo del camino, acechando, esperando. Y si el hombre, aterrado en su presencia, echa a correr, su enemigo pondrá fin a su busqueda.

- Que le pasa al hombre si corre por miedo?

- Nada le pasa, solo que jamás aprenderá. Nunca llegará a ser hombre de conocimiento. Llegará a ser un maleante, o un cobarde cualquiera, un hombre inofensivo, asustado; de cualquier modo, será un hombre vencido. Su primer enemigo habrá puesto fin a sus ansias.

- Y que puede hacer para superar el miedo?

La respuesta es muy sencilla. No debe correr. Debe desafiar a su miedo, y pese a él, debe dar el siguiente paso a su aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente.
Debe estar lleno de miedo, pero no debe detenerse. Esa es la regla!
Y llega un momento en que su primer enemigo se retira..."

Las Metamorfosis - Discurso de Pîtagoras

"No tomes la vida que no puedes dar;
pues todas las cosas tienen el mismo derecho de vivir,
mata criaturas nocivas donde sea pecado salvar;
esta única prerrogativa tenemos;
pero alimenta la vida con comida vegetal,
y rehuye el sabor sacrílego de la sangre" (...)

"Absténganse, Oh mortales
de dañar sus cuerpos con tan impío alimento!
Hay maíz para ustedes, manzanas, cuyo peso vence a las ramas dobladas,
hay uvas que crecen en los viñedos,
y hierbas placenteras, y hortalizas jugosas y suaves al ser cocinadas;
hay leche y miel.
La tierra es generosa al proveer,
y su sustento es muy amable;
ella ofrece, para sus mesas, comida que no requiere baños de sangre ni masacre(...)

Ay, qué gran crimen es vísceras en las vísceras esconder
y con un cuerpo ingerido engordar un ávido cuerpo,
y que un ser animado viva de la muerte de un ser animado.

¿Así que de entre tantas riquezas que la mejor de las madres,
la Tierra, pare, nada te complace masticar con salvaje diente
y las comisuras recordar de los Cíclopes,
si no es perdiendo a otro, podrías aplacar los ayunos de tu voraz y mal educado vientre?(...)

Oh Buey, cuán grandes son tus virtudes!
Un ser sin engaño, sin daño, simple, dispuesto a trabajar!
Desagradecido y no merecedor de los frutos de la tierra,
el hombre que al propio trabajador de su granja asesina
y hiere con el hacha ese esforzado y acabado cuello
que había tan frecuentemente renovado para él la cara de la tierra dura"(...)


Extraído de*: Las metamorfosis, Discurso de Pitágoras, Libro XV
Ovidio

Castaneda - "Entre comillas"

"Te importa demasiado querer a los otros o que te quieran a ti (...)
Un hombre de conocimiento quiere, eso es todo.
Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja, pero usa su desatino controlado para andar sin pena ni cuidado. Lo contrario de lo que tú haces ahora.
Que los otros lo quieran o no lo quieran a uno no es todo lo que se puede hacer como hombre.
(...) -Piénsalo -dijo-."


" -Nuestros sentimientos establecen límites alrededor de cualquier cosa (...) Mientras más queremos algo, más fuerte es el cerco (...)"

Tzoltzin o la Maga

En el principio sólo era Tzolzin, el colibrí mensajero del sol, una maga en forma de ave que a su paso iba creando el mundo, su mundo. Un espacio mágico para volar, donde podía crear colores deslumbrantes y llenar el ambiente de olores y sabores que le endulzaban los días; así pasaron los años y la magia y sus creaciones distraían a la colibrí con sus símbolos y rituales.

Y sucedió que la tierra cambió, el mundo se tornó áspero y en un abrir y cerrar de ojos el mundo tembló y se transformó; ella vio como de pronto los colores hermosos de sus flores se opacaban y los silfos del viento dejaron de hablarle y con los días entró en este nuevo mundo y su dinámica; poco a poco los encantamientos la olvidaron de su magia y sus hechizos no se oyeron más; sin consciencia fue obligada a vivir en una tierra sin luz.

No obstante en algunas noches, las aguas tranquilas del lago parecían espejos para las estrellas que intentaban hablarle de otros días y con su resplandor le contaban historias que eran irreales para ella, pero que en su corazón reconocía. Estos destellos de luz se apagaban fácilmente y la abandonaban para dejarla sumida en la nostalgia infinita sin saber los por qués.

Se dice que su vida no fue infeliz aunque desconociera su real identidad y poder, su espíritu limpio se encargaba de iluminar los días y anduvo por la tierra con destellos de esta luz que algunos seres visualizaban y se encantaban con el resplandor.

Camino desprevenida por los bosques y encontró lo que creía amor innumerables veces, cada vez acercándola de a poco a la infinidad de lo que ya había olvidado, con cada gota de amor su corazón se regocijaba y su sonrisa la transportaba por segundos al origen.

Así fue creciendo y lentamente se acercaba al punto donde lograba sentirse completa. Vivió muchas historias que en medio del llanto también la hicieron resplandecer de alegría y en medio de las sombras la iluminaban.

En la confusión y la oscuridad, nació un nuevo amor y aunque el silencio cubría el mundo, este logró que las palabras resonaran muy dentro de ella y la hicieran vibrar; con este nuevo amor llegaron nuevos encantamientos que la hicieron sentir a gusto y en un lugar seguro, bajo un gran árbol que sin duda le daba protección y amor. Por mucho tiempo ella habitó allí, danzando bajo su sombra, dibujando en los atardeceres para su amado y sonriendo de felicidad creyéndose poseedora de la plenitud; pero los días siguieron corriendo y en su corazón se posaba cada vez más fuerte una incertidumbre. Algo muy adentro la persuadía de continuar sus caminos y le predecía misterios por descubrir y aunque no se lamentaba por las ofrendas y amor entregado sin decidirlo conscientemente se dejó llevar por las palabras que la llamaban desde adentro.

Los encantamientos del mundo, la ensoñación y el olvido la habían mantenido alejada del curso de los ríos y la renovación y el fluir constante de sus aguas, esta lejanía de lo natural, de lo universal y de su magia interior la mantuvieron en las sombras que cada vez le robaban la poca luz que lograba aflorar.

Una tarde, esferas de luz atravesaron el cielo y con ellas una hermosa estrella de infinita luz le recordó al instante la magia de los inicios y sin saberlo, reconoció en la estrella su igual. El amor por el mundo se transmutó y empezó a vivir intensamente cada segundo, su espíritu floreció y el dulce néctar de la vida sació su sed; prontamente su amor creció desmesuradamente y lograba fácilmente devolverla a sus raíces, la hacía vibrar con los símbolos que le contaban historias y los ritos que los acercaban.

Cuentan que estos fueron días de infinita felicidad y que el mundo sentía los efectos, que el tiempo empezó a confabular con los reencuentros constantes y sucedió que juntos encontraron una montaña sagrada; escondida a la vista del mundo y que aguardaba por ellos, un lugar desde donde podían tocar las estrellas, un lugar rodeado de jardines con frutos de hermosos colores que los alimentaban, allí siguieron el vuelo de las aves y los sonidos que les hacían evocar voces internas y otras voces más antiguas les llegaban desde los árboles que los cobijaban con sus sombras; y de las rocas les llegaban palabras que eran oráculos que los dejaban en medio de cavilaciones y reflexiones profundas.

Así pasó el tiempo y no se supo cuanto fue en horas o días mortales; caminaron juntos por la montaña sagrada y fueron uno con el viento que los recorría, fueron uno con los seres del bosque que los saludaban al paso, fueron uno con el agua y las ondinas que las habitaban; esas aguas que alguna vez intentaron mostrarle a ella el reflejo de estrellas que resplandecían deslumbrantemente.

Transcurrió mucho tiempo y estos seres se fundían cada vez más el uno en el otro, sus luces se confundían y también se confundían los orígenes de sus palabras y de sus pensamientos; cada sentir era compartido.

Por motivos que no llegaron a saberse con certeza continuaron sus caminos en rutas opuestas. Pero estas distancias no importaron y cada día se entregaban todo de sí, cosas que ni sabían que tenían y al parecer solo estaban esperando el reencuentro, joyas que estaban guardadas para el otro desde siempre; crearon juntos mundos de colores, y cada elemento y cada ser del universo se hizo cómplice; las salamandras iluminaban para permitirles jugar con las sombras de sus luces, con este fuego formaban también humo que volaba en espirales y los transportaba; los gnomos labraban rocas con formas únicas, llenas de fe y simbologías que ponían a propósito en los caminos que ambos andaban; los silfos se encargaron de comunicar cada pensamiento, sentimiento y evocación a través de las distancias y a través del viento llevaban los toques de los tambores y las dulzainas a los oídos del otro comunicando los sentires. Las estrellas descubiertas ya de su velo y de los espejismos contaban cada día las historias del otro en la lejanía y hablaban de las tristezas o alegrías según su resplandor.

Ahora bien, mientras todo esto pasaba, el mundo continuaba sumido en los espejismos y la sombra de la desmemoria se apoderaba de los seres que ellos también amaban; y estaba en sus espíritus no ser ajenos a estos llamados y aunque se hubieran reencontrado, aunque se sintieran completos como nunca antes y sintieran una alegría desbordante en sus corazones, la infinita luz y amor que desplegaba cada cosa en el universo, se debía convertir en la bandera de sus destinos, de sus caminos que se alejaban. Cada uno tenía batallas que librar para romper cadenas; cada uno tenía historias que contar para romper con sus palabras hechizos, ahora se convertían en embajadores de lo mágico y con su vida debían dar cuenta del universo y su inmensidad; del universo y su conspirar; para que estuvieran juntos todavía hacía falta que cumplieran sus promesas, que honraran sus palabras; debían recorrer caminos que con amor forjarían y bajo el sol crearían jardines de inigualables colores para que al caer la noche cada respiro se convirtiera en una ofrenda y cada sueño en un contacto místico.

Sin vacilar aceptaron sus destinos porque entendían su importancia, sabiéndose poseedores de una inigualable riqueza tomaron fuerzas, ninguna joya o metal precioso igualaba lo que ya tenían y se sentían privilegiados por ello. Eran conscientes de que sus destinos los llevarían a que sus luces y magias internas crecieran y que la separación sería breve comparado a lo que ya habían esperado. Sabían también que vendrían angustias con los caminos que decidían pero fueron fuertes para resistir a las imposiciones, a los cantos de hechiceros o a las ocultaciones; fueron fuertes y resistieron al tiempo, por que este era su aliado y se llenaron de confianza por la libertad y la distancia pues sus voces en sueños los alentaban a continuar.

Se dice que después de algún tiempo se encontraron nuevamente, no se sabe cómo pero cuentan que el destino unió sus caminos de algún modo y aunque bajo nuevas formas y con historias miles en sus haberes se reconocieron sin titubear. Aunque sus rostros habían cambiado, el brillo de los ojos continuaba intacto y sus cuerpos vibraron al oír las voces que escuchaban cada noche en los sueños.

Durante mucho tiempo solo se miraron y solo así se contaron cada una de sus andanzas, narraron cada uno de los peldaños que escalaron; sin palabras contaron las batallas, las murallas derribadas y las muertes de sus propios demonios, se hablaron de las innumerables lágrimas derramadas en las ausencia y de la compañía constante, de la presencia en la ausencia. Se contaron las hazañas en sus mundos y por fin sus corazones pudieron latir de nuevo llenos de regocijo bajo el cielo de estrellas. Se hablaron de la belleza y de la oscuridad de esos días sin el otro y ya sin promesas ni misiones que cumplir y tranquilos por haber asumido sus destinos caminaron hacía la montaña sagrada y ya allí, fueron saludados por el viento que agitaba fuertemente las hojas de los árboles y por la luna que iluminaba los senderos.

Se cuenta entonces que nunca más bajaron de la montaña y que se convirtieron en sus guardianes y de la magia que allí habita, portando como lo más precioso a un amor atemporal que nada destruye.

Rostros anonimos

Recorriendo nuestros pueblos vi rostros anónimos con sonrisas radiantes y ojos brillantes, chicos y chicas con realidades semejantes pero en diferentes partes del mapa; no somos tan diferentes al que esta a nuestro lado, lloramos y nos estremecemos por lo mismo y en el mayor de los casos, a pesar de las singularidades, tenemos las mismas motivaciones para seguir caminando.

Niños en Uraba - Antoquia (Foto Abelardo Herrera)
Ciclista en Abriaqui - Antoquia
Chicos en Yali - Antoquia
Chicos en Abriaqui - Antoquia
Hermanitos en Vegachi - Antoquia
Niños en San Pablo- Antoquia
Niños en Caracoli - Antoquia
Niños en Buritica - Antoquia
Bailarines Fresno - Tolima
Negritos en Abriaqui - Antoquia
Niños en Buritica - Antoquia
Niño en Fresno - Tolima
Niñas barriendo en San Pablo - Antoquia
Niño con chivo en Fresno - Tolima
Niño pensante en Buriticá - Antoquia
Niño en Abriaqui - Antoquia
Niñas en Abriaqui - Antoquia
Niña de trenzas en Puerto Triunfo - Antoquia
Niña en Fresno - Tolima
Músicos en Buritica - Antoquia
Colegialas en Puerto Triunfo - Antoquia
Ciclista en Puerto Triunfo - Antoquia