Todo empezó en la madrugada del 16 de febrero, me despertaron unos "cólicos" y la intuición de saber a Ángel cerca, aunque aún faltaban 10 días para la fecha probable del parto. Las contracciones no pasaron y mauro y yo empezamos a calcular los tiempos. Como a las 10 am ya era evidente que si eran contracciones y que tenían una frecuencia establecida; llamé a Luis el médico y empecé a organizar todo por que definitivamente ese era el día.
Salimos a caminar y las contracciones pasaron de ser cada 20 minutos a ser cada 10 y 5 minutos. Todo iba muy bien, el dolor no era tan fuerte, era cuestión de quedarme quieta y concentrarme en respirar para soportar el casi minuto que duraban.
De ahi organizamos todo lo necesario y salimos para la casa de los padrinos de nacimiento, Moore y aleja, donde nacería mi Ángel; Dani llegó como a las 4 o 5 a grabar y desde ahi no se me separó ni un segundo, el resto de las personas llegaron como a las 7. A esas alturas los dolores no eran tan fuertes y yo todavía caminaba tranquila por toda la casa... comi solo frutas desde el almuerzo, fresas, durazno, ciruelas; y moore y aleja cocinaron para todos unas pastas al parecer muy ricas.
Las contracciones se hicieron más fuertes cada vez, de ahi me fui para el cuarto donde estaba el jacuzzi. Ese día estaba vestida de blanco, a manera de ritual... aleja me persuadió para entrar a la bañera para calmar un poco los dolores y eso hice. Estaba en ese momento con aleja dentro de la bañera que me cogía los pies y me los masajeaba y con cata que se dejaba apretar la mano fuerte en cada contracción y me cantaba y le cantaba a ángel una bienvenida.
Después ya llegó luis a revisarme con el doppler fetal y a verificar que el pulso del bebe estuviera bien, por el momento todo estaba tranquilo.
Cuando salí de la bañera, Luis me hizo el primer tacto y me dijo que ya estaba en 5 de dilatación... osea, apenas iba en la mitad y las contracciones eran cada dos minutos y cada vez más dolorosas... de ahí en adelante todo el tiempo estuve parada, caminando por la habitación y agarrándome de mauro cuando llegaba una contracción.
El ambiente era de total complicidad y muy ceremonial; algunos tocaban el tambor, cantaban, sonaba el "Rey Guajiro" o el cuenco tibetano, todos muy armónicamente y me dejaba llevar por la música; por lo general siempre se sincronizaban con la intensidad de cada contracción.
La compañía de Daniela tocando el Cuenco en cada contracción me ayudó increiblemente a no pensar en el dolor, los masajes de Sandra o Aleja en la espalda, y el apoyo de mauro fueron claves y definitivamente la presencia tranquilizadora de Luis, logró que mis ánimos, cada vez más ansiosos, lograran calmarse.
Por mi insistencia, Luis accedió a que entrará en el Jacuzzi, pero el agua caliente logró que me relajará tanto, a tal punto de quererme dormir y por ende las contracciones bajaron, acertadamente él me hizo salir para continuar con la labor de parto afuera. De tener contracciones muy frecuentes, se hicieron más pausadas y Luis me ofreció algo, que en mi percepción, me ayudó a que nuevamente todo se acelerará... Te de piedra, una aguita con una piedra redonda que parecía un hueva adentro; según Luis esta piedra trae la información de la tierra, la gravedad, y ayudó a que ángel la sintiera.
Daniel Rpo sugirió que me acostará para nuevamente verificar el estado de ángel, me acosté en la cama y ahora si sentí el dolor que producen las contracciones, en esta posición son mucho más fuertes y difíciles de aguantar que parada; en cada contracción Luis y daniel verificaban mi pulso y el del bebé, pero con preocupación hablaban que el de ángel estaba difícil de escuchar y que en cada contracción se bajaba notablemente; ese fue el momento más tensionante de todo el parto. En la habitación se sentía un ambiente de preocupación, internamente pedía que todo saliera bien.
Daniel identificó que cuando se venía una contracción para aguantar el dolor yo estaba haciendo apneas y eso era lo que debilitaba el pulso de Ángel; preocupada por que por mi culpa él estaba sufriendo, empecé a respirar sin importar el dolor y evidentemente esa era la razón para que se bajaran sus pulsaciones.
Luis les pidió a los que estaban que por favor salieran un momento, eso me ayudó a tranquilizarme y eliminar la ansiedad que tenía, y de igual modo la ansiedad que sentían los presentes; cuando ya era evidente que Ángel nacería, volvieron a entrar mis compañeros, amigos, hermanos, guardianes.
No estoy segura de cuanto tiempo pasó y por fin Luis dijo que veía la cabeza y era hora de pujar, me puse en la posición que más cómoda sentía; en cuclillas pero como apoyada sobre el pie derecho, pasaron dos contracciones y la cabeza salió, y en la siguiente terminó de salir el cuerpo; eran las 4:18 am del 17 de febrero de 2011, cuando Luis lo tomó en sus brazos inmediatamente Ángel lloró, la cargué y lo acerqué al calor de mi cuerpo, todavía sin saber muy bien que hacer; en ese momento todos en la habitación estaban llorando de emoción y felicidad, todos se abrazaron.
Intente calmarlo, le di pecho y le cantamos; hasta que ángel dejó de llorar. Cuando el cordón umbilical dejó de palpitar mauro cogió las tijeras y lo corto; luis hizo los amarres y esperamos un momento hasta que la placenta salió intacta después de unas contracciones más.
Me bañe, mientras tanto los que estaban afuera limpiaron y vistieron a ángel con su vestido de paticos amarillos.
Sin duda alguna, ese ha sido el día más mágico de mi vida, el más feliz y que me ha traído más bendiciones; un día único; larguísimo... 24 horas de trabajo de parto pero que valieron la pena.
Agradezco a cada uno de los presentes que me acompañaron; a Daniel Gómez con su cámara documentando el momento, a Cata Vieira con sus cantos y palabras de ánimo, a los dueños de la casa que abrieron las puertas, a Aleja por sus cuidados, a mur por su prudencia, a Daniel Rpo por sus conocimientos y incondicionalidad, a Daniela Jllo por su presencia, por llevar los tiempos de las contracciones, por ayudarme a preparar todo y tocar el cuenco tibetano en cada contracción, a Sandris por su oración y los masajes en la espalda, a Saimón por aocmpañarme a pesar de ir en contra de lo que el quería y tomar las foticos, a Clara por ser la primera mejor amiga de Ángel, a Mauro por el por ser soporte, y a Luís por su tranquilidad y sabiduría.
Y no puedo dejar a un lado a quienes de una u otra forma estuvieron ahí mandandonos toda su luz y energia.