Lo interesante de los encuentros es conocer nuevos mundos, esa exploración de un universo complejo que es el otro;
es la aventura, la travesía para ir descubriendo qué lo compone, cómo y porqué vibra, qué lo moviliza y apasiona,
y sobre todo saber qué lo hace soñar;
y así, en esos ires y venires de la búsqueda por ese otro, por entenderlo y reconocerlo,
se hallan los puntos que acercan y se reconocen los que alejan;
siempre teniendo la certeza que en ese ejercicio dialéctico uno mismo se transforma, se reconoce, se nutre y crece.
Por esto siempre agradezco la oportunidad de conocer otros mundos, teniendo plena consciencia que pocos se exploran a fondo.